En
horas de la tarde.
Lucas
Balducci
Hojas
serpenteantes de un otoño deslucido
como
los ojos de la dama sentada en el bar
momentos
antes de saber que su madre ha muerto,
yo
me recuesto por que ya me cansé de estar parado
los
aviones siguen aterrizando en algún lugar
y
eso a mí, ha dejado de importarme.
La
chica tiene algo que decir
pero
calla en honor a su padre diabético,
yo
soy de piedra
vos
no sos nada
vos
sos todo y un poco de risa.
Caminar
parece una solución imbécil
los
pájaros aparecen muertos en mi ventana cada mañana
la
sirena sonó y yo me corté al afeitarme
y
mis manos no responden al rey de la azotea,
sé
algunas cosas, pero otras no quiero saberlas nunca
como
por ejemplo... no, nunca .
Cargo
con algunas muertes,
otras
están por llegar de un momento a otro
sirvo
el té
soy
una persona educada;
ante
todo la cortesía .
Mi
habitación es pequeña como las manos
de
la mujer que amo
prendo
un cigarro y la tele
apago
el cerebro por un ratito... chiquito,
despacio
sube la miseria
sin
embargo amanece.
Hay
un pequeño desperfecto,
no
hay problema es a nivel cerebral
un
leve ajuste y ya está,
de
vuelta a sufrir
psicótico
espectral.
La
ciudad me gusta, apesta, me gusta
el
campo me aburre, apesta, me hiere
suena
el timbre
debo
atender
quizá
sea el regalo
¿Lou,
lo sabe?
preparo
el sable .
Adiós
niños y niñas
saludos
a la eternidad.
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Titanic.
Lucas
Balducci
Se
calló el viento allá afuera,
debería
salir a divertirme un poco
me
cansé de ser un chico triste.
No
quiero drogas de momento
necesito
algo un poco más real que mi cara en el espejo,
al
menos por ahora...
“está
bueno no saber qué va a suceder”, dijo mi amigo,
correcto
pero
acérquenme una linterna
necesito
saber dónde están mis manos
y
mi nariz...
Un
poco de dignidad
no
hace falta ser tan patético
o
roca al pie y a bailar al fondo del mar
pero
por favor, no molestes más.
Salgo
a la calle que no es más que calle
miro
a tu cara que no es más que una cara,
el
otro día quise decir te quiero,
se
hundió el Titanic en mi garganta.
Pero
la banda siguió tocando.
Escucho
el rumor de los parásitos
escalando
por mi espina dorsal,
ayer
fue un día fantástico,
lo
pasé,
no
es poco, lo juro.
Una
leve sonrisa se dibuja en tu cara,
maravilloso;
quisiera
alimentarme de tu boca,
me
gustan tus besos
y
desaparecer...
no
olviden el Titanic.
lucasbalducci@hotmail.com
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