CURITA 04 / DIC 05. 04

TÓCALA DE NUEVO, BACH....

 

Toda mi vida voy a arrastrar una profunda contradicción espiritual: no creo en Dios, pero creo ciegamente J.S. Bach. Bach ejerce un poder de alumbramiento sobre mí alma, sobre mi mente: la limpia, la aclara, la redime. Nadie como él ha entendido la BELLEZA de estar vivo. Nadie como él  ha sabido traducir a un orden perfecto de símbolos la arbitraria  matemática del corazón humano y su más profunda e intrínseca tragedia en el sentido griego de la palabra. Antes de Esquilo, la tragoedia, ocasionada al mismo tiempo que el Teatro, era un mero soliloquio de carácter religioso y de sosegada adoración, pero fue nuestro amigo quien introdujo un segundo personaje al hecho teatral  y le dio su forma definitiva: los actores usaron máscaras que les sirvieron de altavoz, dialogaron, calzaron coturnos y vistieron largas túnicas para asumir  el aspecto de majestad y grandeza adecuados a un  tema que por primera vez estuvo inspirado en la lucha entre el  hombre y sus pasiones y el poder de los dioses... ¿Les suena vagamente familiar..? No hay nada nuevo bajo el sol, amigos... ¿Qué es una rubia snob con tres capas de revoque en la cara y subida a unos zapatos con plataforma (coturnos) sintiendo placer y culpa (pasiones humanas) por lo puta que es y porque cada día se le hace más difícil ocultar su inminente “fecha de vencimiento” (Cronos y su implacable poder)? Tragoedia. ¿Qué es un pelmazo en una 4 x 4 (máscaras que sirven de altavoz) sponsoreado hasta el orto (aspecto de majestad y grandeza) y sufriendo porque ese día ganó 100 pesos menos que el anterior (el poder de los dio$ex me ha abandonado)? Tragoedia ¿Y qué soy yo: un  tonto hecho pedazos que anuncia su propio derrumbe como si fuera un maldito sismógrafo (como si a alguien verdaderamente le importara) caminando alrededor de una casa que se viene abajo y acarreando palabra tras palabra tras palabra como un obrero de la construcción condenado a una jornada infinita, a un miércoles eterno: constantemente rememorando y constantemente   deseando un domingo que ya nunca más volverá y otro que jamás llegará. Trabajando, trabajando, siempre trabajando... y todo esto, claro, son mis coturnos (el lenguaje) y la máscara que me sirve de altavoz (mis harapos de majestad y grandeza) porque esta es mi intemperie, mi tragedia, mi representación: creer y no creer, sentir y no sentir,  reír llorando y llorar riéndo... That is the human tragedy... and that is Bach, the big translator... No importa el tiempo, no importa el lugar ni la condición social, todo ya ha sido visto por el gran traductor alemán: lo mejor y lo peor de nuestra especie, su profunda oscuridad y sus zonas más luminosas, su crónica estupidez y su destino de pureza. Todo. Si está noche bajaran los extraterrestres a mi casa (Dios me escuche) (ja!!) y me preguntaran qué demonios es un ser humano, yo no dudaría en darles todos los registros musicales que existen de Bach. Incluso sería detallista y les recomendaría, con la complicidad de mi querido amigo, el Dr. Anibal Lecter, las Variaciones Goldberg interpretadas únicamente por Glenn Gould (la diferencia entre Glenn Gould y los demás interpretes de Bach es la misma diferencia que existe entre un par de zapatillas Adidas y un par de Adibas). Bach lo es todo y aquí radica mi dilema: ¿cómo puedo creer tan fervientemente en alguien que cree tan fervientemente en alguien que yo no creo en absoluto..?  En serio, este tema es muy importante para mí y trato de pensarlo desde la mayor altura que me sea posible. Pero no sé... maldición, nunca sé. Creo por eso comencé a escribir. Escribir es un modo de fijar coordenadas, de delimitar territorios, de sentirse menos perdido dentro de un mundo que acaso ya hemos perdido para siempre. Es un acto cuya fuerza tiene su raíz en la ingenuidad más primaria y en el  infantilismo más extremo. Es jugar peligrosamente. O.K, les propongo un juego. El juego se llama “inventemos una respuesta”: primero convengamos en que Dios existe tal y como el pensamiento judeo-cristiano nos lo ha “sugerido” desde ya hace unos cuantos siglos. Convengamos, también, en su omnipresencia y en su omnipotencia. ¿Qué tenemos? Un sujeto extremadamente genial y extremadamente solo (mezcla peligrosa si las hay) con un sentimiento de inferioridad bastante notable y con un deseo de ser el centro de atención permanente, cuya conducta obsesiva no escatima esfuerzos a la hora de satisfacer sus más pequeños y adorables caprichitos. En pocas palabras: un loco de mierda. Eso es lo que tenemos, pues bien... veamos... ¿qué tal si es este loco de mierda, en su afán de realizar sus deseos, pergenió toda una cadena de acontecimientos (vida) sólo para satisfacer su más inmediato y superficial anhelo de adoración?¿Qué tal si los los 3.000 millones de años de evolución que los científicos le adjudican al planeta tierra sólo tuvieron el único fin de ocasionar “un” Johann Sebastian Bach para el beneplácito y regocijo de nuestro querido amigo y diletante, Dios? ------Les suena absurdo...? ...pues a mí me suena más absurdo formar una familia, pasarse 40 años en un empleo sin sentido (todos lo son), jubilarse y disfrutar (?) durante diez empastillados años de lo que hemos logrado (?) a lo largo de nuestra (?) vida (?)... O.K, yo estoy hecho mierda, es verdad, pero Uds. no están tan sanos y acaso (según lo convenido para desarrollar este pensamiento juguetón: Dios existe y bla, bla, bla...) ¿No fue el Hombre creado a su imagen y semejanza? ¿Por qué entonces nuestro modo especulativo de vida (hacer esto para poder hacer esto otro para poder al fin hacer aquello) es lógico y el de Él nos suena absurdo? ¿Qué tal si el enigma de la vida sólo fuera el plan obsesivo de un loco de mierda que quería ser adorado del modo más bello posible y para ello necesitaba hacer esto para luego poder hacer esto otro para poder al fin ocasionar  a Johann Sebastian  Bach ..? ...En fin, como sea, afuera llueve y es de noche, los teléfonos han dejando de sonar, los techos de las casas brillan bajo las luces artificiales que E.D.E.A nos provee diariamente, los semáforos siguen funcionando, los colectivos escupen a los últimos trabajadores del día y vos te fumás un porro y vos te tomás un vino y vos puteas porque la computadora se cuelga y vos llorás porque te sentís sola e irreal como una isla inexplorada y vos te reís porque recién acabás de ponerla y vos decidís matarte porque no aguantas más y vos te emocionas porque mañana lo vas a ver y vos seguís mirando el reloj y esperando su llamado y Bush se toma el séptimo whisky de la noche y un nuevo geek frustrado penetra los archivos confidenciales del F.B.I y las flores amarillas estallan de vida en tu jardín y en los hospitales públicos la gente muere y nace y se cura obstinadamente y todos pensamos en  qué demonios vamos a hacer mañana y todos cerramos los ojos y suspiramos y la Tierra sigue dando vueltas, girando y llevándonos, en nuestro pequeño y maravilloso paseo a través del universo: Bach...  Bach...  Bach...

 

 

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