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CURITA 29 / MAYO 29. 05

EL SALTO DEL MONO

 

 

Cuando un corazón empieza a desmoronarse sólo hay dos opciones: abrazarlo con todas tus fuerzas para intentar contener su caída o enloquecer como un mono y saltar una y otra vez sobre él hasta hacerlo pedazos. Esto es así y no hay medias tintas. Y está bien que sea así. Hace tiempo que las voces del mundo suenan en mi cabeza como una radio AM sintonizada a las cinco de la tarde en un negocio en el que nunca entra nadie. ¿Qué dicen? ¿A quién le hablan? ¿De qué se ríen? No lo sé. La señal no es lo suficientemente potente. Se pierde. Como nosotros, se confunde. Pero los aviones siguen despegando y estrellándose y todo -como vos decís- forma parte del show. No vemos los reflectores, pero allí están. Nos apuntan, nos siguen. Alguien espera algo. Todos somos alguien y algo. La puerta de tu habitación es un telón siempre a punto de abrirse. ¿Alguien vendrá a la función? ...Hoy abrí mis ojos y vi el amanecer de las tres de la tarde estallando frente a mis sentidos y sentí toda su belleza. Todo me era ajeno. Incluso la felicidad. Soy un hombre afortunado.          

 

 

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