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a curitas.
CURITA
13 / FEB 06. 05
AWWW!
La
palabra deseo viene de de-sidere
(lejos de tu estrella) y nos habla más de un “desarraigo” a padecer
que de un “destino” a disfrutar.
Nunca estaremos completos; nunca estaremos en nuestro lugar; nunca
seremos nuestros. Y, sin embargo, es allí
hacia
donde
van nuestros pasos y nuestros pensamientos día tras día,
hora tras hora y minuto tras minuto. Es la promesa de nuestra
estrella y el miedo a quedarnos quietos y que se aleje lo que nos
hace seguir y seguir y seguir... levantarnos, lavarnos los dientes,
vestirnos, ir a trabajar o a buscar trabajo, estar con amigos,
drogarnos y/o emborracharnos, reírnos y llorar, comer y cagar,
fornicar y dormir, soñar y soñar...
Todos tenemos la sensación de que estamos en el fondo de algo
que huele muy mal, pero algunos de nosotros al menos aún
conservamos la nariz intacta y arrugamos la cara donde la mayoría
de las personas pasa llena de indiferencia e ingratitud. Y digo
ingratitud porque quien no entiende los perecederos latidos de todo
aquello que está vivo no entiende nada y se merece lo que tiene:
nada. El progreso (la idea del progreso
que la revolución industrial instaló en la mentalidad de
principios del siglo XX y que continúa hasta nuestros días)
siempre ha sido la fachada detrás de la cual se barrió nuestro
mayor miedo: el tiempo.
Le tenemos miedo al tiempo
porque estamos hechos de él. Pero el tiempo es un concepto
humano que se ha degradado hasta convertirse en el slogan
pseudoreligioso que hoy nos representa como sociedad: Time
is money. Y ese miedo es desconocimiento, incertidumbre, vacío,
no-sentido, inasible, oscuridad....En cierto punto es la vieja
historia de caperucita roja:
una y otra vez la niña “buena”
atravesará el bosque encantado para visitar a su abuelita
(ser útil) y será “acechada” (seducida) por el lobo feroz cuyo
apetito será mayor o menor según la mucha o poca imaginación de
la “niña aburrida” que se muere de ganas de alguna vez le pase
algo interesante, algo que la sorprenda antes de llegar a la casa de
su abuelita porque sabe que ese es el fin de la aventura. En cierto
sentido, caperucita sabe que un
día ella será su abuelita
y por eso elige perderse en el bosque encantado: para prolongar la
aventura y no pensar en el paso del tiempo...
pero ahí está el lobo,
como un celador, recordándole que es mortal puesto que si quisiera
se la comería de una vez y para siempre. El dinero, la idea que nos
hemos hecho acerca de él es nuestro “lobo feroz”: nunca vamos a
jugar en paz mientras el
lobo esté merodeando y susurrándonos al oído lo que debemos
hacer... Pertenezco a la primera generación que se crió con la TV
encendida y todos fuimos
educados para ser millonarios o estrellas de rock o
algo por el estilo. Y no es causal que nuestra escala de
valores sea dictada, en su mayor parte,
por la publicidad, que nos dice que vamos a alcanzar la felicidad
cuando nuestra casa se parezca a la casa donde filmaron el último
puto comercial de jabón en polvo.
Pero el tiempo pasó
y no somos millonarios ni estrellas de rock ni nada de eso y
necesitamos echarle la culpa a alguien
o a algo y lo que antes
era la crisis de los cuarenta
ahora es la crisis de los veinte.
Pero ahí está el lobo susurrando en los oídos de las nuevas
“caperucitas” que se pierden en el bosque encantado para jugar y
su voz es la voz en off
de un locutor siempre amigable. Todos somos nuestro propio monstruo;
pero siempre llega el día en el que uno es lo suficientemente
valiente para espantarlo. Y lo que más aterroriza a un monstruo es
que no crean en él. Albert
Camus decía que las personas inteligentes suelen ser las más
“miedosas” porque por lo general son las que tienen más
imaginación . Comparto. Está es una época donde la imaginación
(acaso lo único que nos hace ser seres individuales) ha sido standarizada
en small, large
y extralarge. Dudo que en
nuestra Historia haya existido un momento como el actual donde todos
desean lo mismo y se sienten únicos. Así funciona la publicidad. Y
va desde la uniformada ropa informal
hasta
el home “sweet” home con perro lindo y pileta y jubilación.
Obviamente Camus no se
refería a este tipo de personas cuando hablaba
de personas “miedosas” por exceso de imaginación. En
este caso sería lo contrario: es la falta de imaginación la que
las hace miedosas; pero
su miedo es un miedo mediocre fácilmente espantable (incluso su
miedo es standar). De
hecho funciona como una regla de mercado. Es fundamental que el
consumidor se sienta “realizado” al comprar un producto y que
luego experimente el miedo de quedar “desactualizado” si no
compra el último que esta en el mercado. Lo terrible es que este
modo de pensar ha sido trasladado hacia las relaciones personales y
por eso tanta insatisfacción a la hora del amor y tantas amistades
fugaces y tanto no-conformismo pequeño-burgués (¿aún se puede
usar esa palabra aunque no sea in?
por cierto... la palabra “in” ¿aún es in?)
a la hora de buscar el bienestar. Porque eso es lo que te susurra el
lobo a través de las
publicidades: vas a ser tu
abuelita... y ahí está el miedo
que dirige nuestras vidas. Porque si existe un motor que mueve el
mundo, ese motor es el miedo:
¿saben cuales son las tres industrias que más facturan en el año?
Las armas, las drogas y los medicamentos. No hay que ser muy
inteligente para darse el por qué. Las tres industrias en realidad
son una sola: la industria del control: la democracia está
sostenida por la división. Sin guerra
la gente viviría menos acechada por el miedo
de la muerte y ya se sabe que no hay nada más peligroso para los
sistemas totalitarios como en el que vivimos que una persona que no
tiene miedo. Pero la guerra debe ser una amenaza y no una constante:
deben hacer que las doñas
Marías que llevamos dentro digan “por
lo menos no estamos ahí, en X donde se matan por un pedazo de
pan... por cierto, le mostré el teléfono celular que me compró mi
marido: saca fotos, filma, da la hora, podés escribir mensajes...
ah! y se puede hablar!!!”. Lo que quiero decir es que no
importa qué guerra sea en tanto y en cuanto ocurra en lugares
alejados de los centros financieros. Es como si nos dijeran: si se
portan mal les va a pasar eso.
(más información, leer El
Príncipe, de Nicolás
Maquiavelo (1469-1527).
Y como a nadie le gusta vivir amenazado de muerte
ahí están las drogas:
las hay de todos los tipos y para todas las clases sociales. No las
voy a detallar. Doy por seguro que Uds. ya las conocen a través de
los medios de comunicación y las pseudocampañas en su contra, sus
máximos promotores. Cada vez que escucho a alguien que en su puta
vida no se tomó ni siquiera un geniolito
hablando de de ellas, siento unas ganas terribles de drogarme.
Siempre lo hace parecer mejor de lo que en realidad es. Porque ese
el problema con las drogas: no es que sean malas, son buenísimas!!
... y caras (y no me
refiero a dinero) Pero eso nadie te lo dice. Así como ningún
gobierno dirá que las drogas son el vigilante perfecto para
mantener el orden. No es azaroso que cuando decimos “drogas”
pensemos en gente joven con los ojos desorbitados rompiendo cosas.
Nunca se nos va a representar la imagen de policías ni políticos
“trabajando” sacados. Aparte
¿quienes son los que pueden llevar adelante algún cambio? ¿Quienes
poseen la fuerza mental y física para llevarlo a cabo? Es uno más
de los trucos del Lobo
feroz que llevamos dentro. Y algo para pensar con respecto a las
drogas: todas las drogas tienen algo en común: distorsionan la
percepción del tiempo,
el tan temido tiempo que constantemente nos está diciendo: “vas
a ser tu abuelita...” Cuando uno está drogado ilumina
el presente. Sabe que existe algo llamado ayer y mañana que queda
muy lejos, cuando termine el ahora
sensual... y aquí se conectan los medicamentos, porque cuando sos
joven te drogas para no
dormir y cuando sos adulto, para poder hacerlo. Y ahí tenés todas
las pastillas que toma tu mami y tu papi mientras vos te fumas un
porro. Nadie está sano
porque una persona sana piensa sanamente. Y en un sistema infecto es
peligroso además de imposible. Y existen pastillas para todo que
hablan más sobre nuestros miedos de no ser aceptados socialmente
que de algo real: hay pastillas para adelgazar, para engordar, para
que se te pare, para cagar, para no cagar, para estar bronceado,
para reír, para los huesos, para las piernas, para tener más músculos,
para estudiar, para no emborracharte, para que todo te chupe un
huevo, para la resaca, incluso hay una pastilla nueva (Lixummtrimileno)
que en quince minutos limpia el organismo del efecto de cualquier
pastilla anterior para poder ingerir una nueva. (más información
leer Un Mundo
Feliz
de Aldous Huxley (1894-1963). Armas, drogas &
medicamentos: Occidente está muerto,
pero más vivo que nunca. Según las predicciones mayas el
mundo va terminar en el 2012. Claro que también es posible que ya
haya terminado y no nos dimos cuenta. Lo cierto es que el futuro
ya no es lo que solía ser. Incluso eso se ha degradado. Pero cada día
que pasa le tengo menos miedo al Lobo porque estoy conociendo sus
trucos, pero
sobre todo le tengo menos miedo a ser mi abuelita. Sé que un
día llegará la luz al bosque encantado y cuando esté junto a mi
abuelita seré mi abuelita y el lobo. El viernes por la noche fui a
una fiesta y nos vi: y
bailé a modo de exorcismo la música que Uno
puso durante una hora. Porque el lobo me decía vas
a ser tu abuelita y yo me reí de él y lo avergoncé y me
encontré con gente que hacía mucho tiempo que no veía y sé que a
ellos les pasó lo mismo. Todos estamos un poco más viejos pero
menos temerosos y la vida (con mayúsculas) sólo acepta acostarse
con los que se le animan. Hablamos de amigos del pasado como si
estuvieran muertos, porque en cierto sentido lo están, porque
compraron la seguridad de un matrimonio, de una pareja, de un empleo
redituable, de hijos, etc. Para terminar, un párrafo de la novela En
el Camino de Jack
Kerouac, que siempre supo que el lobo se lo comería pero no le
hizo caso porque supo tempranamente que el bosque encantado era para
jugar y no para tener miedo: “...
Corrieron juntos calle abajo, interesados por todo de esa forma en
que se interesaban por todo al principio y que más tarde se
convirtió en algo mucho más triste y perceptivo y vacío. Pero
ahora bailaban por las calles como campanitas, y yo fui tras ellos
como lo he hecho toda mi vida siguiendo a las personas que me
interesan, porque para mí las únicas personas son los locos, los
que están locos por vivir, locos por ser salvados, deseosos de todo
al mismo tiempo, los que nunca bostezan
o caen en un lugar común, y que arden, arden, arden, arden como
fabulosos y amarillos fuegos artificiales explotando como arañas a
través de las estrellas y en su centro ves aparecer esa luz azul y
todos sueltan un ¡Awww!”. Una cosa más que decir:
¡Awww!
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