12 de septiembre de 2015

BACK TO THE FUTURE- Ensayo sobre el Super Festin Diy por Claudio Kobelt

Back to the Future, la clásica película con Michael Fox y Christopher Lloyd, más conocida por nosotros como Volver al Futuro, posee varios momentos que hemos atesorado por siempre y que son vitales para su trama. Por ejemplo,  una instancia particular es cuando golpea el rayo en la torre del reloj. Ese instante, en que el rayo impacta y es desviado de su recorrido, cambia el presente y el futuro para siempre.  La energía de ese latigazo eléctrico de tormenta es inyectada en aquella máquina del tiempo sobre ruedas gracias a un re -direccionamiento hecho por el Doc Brown, el cual, entre otras cosas, salva al reloj del impacto, dejando que el tiempo siga su curso normal -en apariencia- pero alterando la historia desde entonces  y para siempre.
    Algo de eso pasó aquel octubre del 2007 cuando El Mato a un policía motorizado tocó en la Torre de los Ingleses, que no casualmente es otra torre con un reloj, y con la justa salvedad  que esa noche el rayo vino desde adentro. De las guitarras calientes, las voces agitadas, los cuerpos salvajes, del núcleo de esa incandescente celebración primal. Esa noche, a pesar del golpe de poder, ese reloj tampoco se detuvo, y también todo pareció seguir normal, de la misma manera que ya nada fue igual.
    Son muchos los grupos que ya existían desde antes, o al mismo tiempo, de aquel recordado recital, pero es claro como aquel bramido catártico y profundo emitido por El Mató generó un cambio de paradigma.  La música alternativa no tenía que seguir siendo un desfile de feria americana ni una danza de bailarines bucólicos; las influencias podían ir más allá de Radiohead o Smashing Pumpkins; las letras podían identificarnos y tener un vuelo poético y enamorarnos a la vez; y  el pogo dejaba de quedar relegado al punk o el rock barrial.  Acá también había muchas ganas de bailar, y esas canciones desataban una fuerza que había que desplegar, chocar y contagiar.  Por esas y muchas otras razones, esa velada puede considerarse un hito en la escena independiente, un kilómetro cero, un mojón del sonido y el espíritu que aún hoy nos sacude ¿O acaso no fue también un punto de inflexión, un antes y después para la autogestión?
    De ese 2007 para acá surgieron cientos de grupos y solistas que tomaron esa bandera, la de la nueva canción alternativa, agregándole su propia lectura, influencias y lo que cada uno tenía ganas de contar. Ahora las referencias sonoras pueden ser Pavement o Weezer, como aquel entonces,  pero también pueden ser el punk argentino de los noventa o el krautrock alemán, el noise más aguerrido o el folk confesional. Es decir que ese eco que nos detonó aquella noche mutó en algo indefinido pero tangible, con otro cuerpo pero el mismo corazón.
    Resulta imposible nombrar cuantos ciclos, festivales, fechas, sellos discográficos, grupos, solistas…existen en la actualidad en nuestro país, ni siquiera podríamos nombrarlos a todos los de nuestra ciudad. Seguramente no todos tengan que ver con el sonido o el espíritu de aquella noche del 2007, y muchos ni siquiera sepan al respecto, pero seguro que poseen algunos pocos grados de separación con alguien que si lo vivió o se vio modificado de alguna forma con aquel momento y/o con lo que eso disparó. Es como si aquella jornada se hubiera encendido la primer llama de un incendio que no para de crecer, generando más y más calor.
    Son claras las diferencias sonoras entre Verde y los Caballos a Marte y 107 Faunos, o entre Guazuncho y Las Ligas Menores, entre Bestia Bebé y Natalia Ponso, Hojas Secas y Amor Elefante, o Gastón Massenzio y Temporada de Tormentas, por mencionar algunos, pero de la misma manera que son notorias sus diferencias, es innegable el animo que los rodea, como una fuerza en común, un espíritu compartido, unas ganas de crear, hacer y mostrar. Esa noche en la torre de los ingleses exploto una generación, y si bien todos esos artistas parecieran tener poco en común, no resulta extraña la idea de verlos compartiendo un escenario, hermanados por una distorsión dulce, una sensibilidad encendida, y unas ganas de trabajar en comunión con la independencia como motor. Muchos proyectos, sellos, artistas de diferentes estilos y géneros abrazando lo que los une,  que es mucho más grande y fuerte que aquello que los separa. Esa noche en nuestra torre del reloj nació una era, la de la nueva escena alternativa, la que no para de crecer, y que finalmente tiene su gran celebración.
    Este 27 y 28 de noviembre tiene lugar el SUPER FESTIN DIY, un evento que congrega en dos días a más de una treintena de bandas de la nueva escena independiente argentina. Desde Antolin a Bosques, pasando por Koyi, La Gran Perdida de Energía, Valle de Muñecas, La Suma de todos los tiempos,  Limbo Jr., Los Días, Sebastián Salvador, Los Estambres, y Los Subterráneos, entre muchísimos otros. Todos artistas y búsquedas bien disimiles, pero fieles representantes del sonido de este tiempo, nuestro tiempo, de esta generación de puro amor a la canción y la autogestión.
    El Súper Festín DIY es la fiesta que este sonido se debía, que esta escena necesitaba, un encuentro épico entre todos los que la forman: músicos, periodistas, blogueros, organizadores, sellos, espacios culturales, programas de radio, fotógrafos, escritores…y el público, ese que apoya, compra la entrada, baja el disco, comparte, cuenta, canta. Una celebración inmensa de dos jornadas por y para toda la independencia musical. Un encuentro al que todos aquellos que la formamos queremos y debemos asistir.
    Así que cuando en el día de mañana necesitemos volver en nuestros recuerdos a  un momento mágico de pasión, energía y celebración, solo tendremos que activar nuestro De Lorean emocional y volver a esas tardes en Mar del Plata, a esos días dorados que prometen ser otro hito,  otra marca en nuestro tiempo, otro rayo que todo lo volverá a cambiar.

*publicación original: http://superfestindiy.tumblr.com/post/132908105095/volviendo-al-futuro-x-la-r2