22 de abril de 2015

LENTITUD QUE ME HICISTE BIEN

Ensayo sobre el slowcore y análisis del disco “Aeropuerto” de Piel de polen el blog de La Tocata.-


Abrazar la lentitud. He ahí el leit motiv de un puñado de artistas argentinos que, sin conformar un movimiento  ni hacer escuela, sí han dado muestras de entrega y versatilidad en recitales pequeños, para iniciados casi, y gemas sonoras en formato disco. Nuestra selección es limitada por la escaza cantidad de material disponible que hay o que, al menos, tengamos noticia. He aquí bandas y solistas que cultivan ritmos fraguados a tiempo lento y transmiten músicas, letras o ambas cosas a la vez como parte de un paisaje onírico; un horizonte inaprensible que delimita que hay más allá de nuestra visión y que puede cambiar todo el tiempo, según quien sea el que preste sus oídos: rock introspectivo, de mundos privados en habitaciones resguardadas de la urbe.

Acercarse a este seleccionado requiere paciencia, silencio y atención: nuestro lado rockero de la vida no encaja en estas obras que, lejos de la velocidad frenética del rock n´ roll o la furia volumétrica del grunge(dos polos identificables al hablar de velocidad y rock, el que nos interesa), respiran con parsimonia cada nota, cada sonido, y van dibujando aquel horizonte inaprensible en nuestra imaginación, atiborrada de necesidades descartables y necesitada de placeres poco convencionales. Ese es el punto: nuestro lado rockero de la vida puede convivir con la calma y experimentar estos pequeños retos.

Piel de Polen – “Aeropuerto” (2001, Pistilo Records)

Piel de Polen le hace honor al título de este ensayo: lentitud que me hiciste bien. En cursiva, lo que denota energía, movimiento, vibración. Rock. Paisajes oníricos en estado puro, instrumentos que dialogan y se abrazan, motivos leves que van susurrando algo al oyente: una palabra, un estado, un sentir. Lejos de los insulsos comentarios del tipo “música para deprimidos”, la química de Piel de Polen tiene un aura sanador, especial y espacial. La atmósfera que se respira en este trabajo es totalmente cálida, sumamente envolvente, pero con algunos toques a destacar que distinguen este disco (el tercero) de su escueta discografía y de otras propuestas que seleccionamos, aunque el lazo sonoro con Giradioses y su disco “Dormitorio” sea bastante cercano: detalles de planos que se van superponiendo alternadamente, juegos interesantísimos de notas y efectos emitidos desde la guitarra de Isaac (Astier) y los teclados de Santiago (Castorina), la voz sugerente de Natalia (Balder) y los sonidos casi acústicos de la batería de Sergio (Endorzain) maniobrando las emociones, el bajo de Roberto (Astier) acoplándose de manera suave y pausada. Una verdadera perla que puede asociarse con el hecho de que la banda haya transmitido sus señales desde Mar del Plata. Hacer alguna mención al mar nos parece innecesario ya que aquí, en lugar de caer en clichés del rock con reminiscencias oceánicas, el grupo dispara todo el tiempo timbres, punteos minimalistas, sonidos y efectos que van conformando una obra sugerente que puede alternar entre la calma inalterable de “Un Día Hermoso”, la envolvente y arremolinada “Entusiasmal” o el aire acústico, de cámara casi (en realidad de cámara reverberada) de“Fuxia”. Siempre con la delicadeza de la voz que acompaña y también puede filtrarse como un efecto más dentro del abanico melodioso que la banda despliega. Pensado y relajado. Sin olvidar el formato canción, este disco está un pasito al costado del rock, de su dinámica. “Aeropuerto” es algo mucho más “ambiental”, si se quiere.

Todo en este disco late despacio, desde las letras que funcionan como infusiones de oraciones que se entrelazan y se regeneran hasta la entonación de las voces, a compás del instante requerido: en algún momento del día, escuchar “Aeropuerto” nos puede dar una sensación de inflexión: ¿escuchamos antes esto, o sólo se trata de un sueño? ¿Un instante? La tapa, hermoso motivo sugerido por una chica con sus brazos tapándose la cara, acompaña la búsqueda paisajística de la banda que, además, tiene otros dos trabajos de igual cadencia y ritmo: el segundo, “Entusiasmo”, incursionaba en los primeros pasos de la banda. Quizás haya un despliegue más disperso de ideas y se note un mayor nivel de rock “fuerte” (léase actitud de mostrar el amateurismo sin filtros). “Bienestar”, último legado y concebido como LP, da una síntesis casi perfecta de los momentos característicos del grupo, en su devaneo por canciones en tempos lentos y experimentos con sonidos de ambiente y collages. Pasajes con máquinas de ritmo, instrumentales con aires cosmopolitas, ese muestrario íntimo y personal que coloca a Piel de Polen entre uno de los secretos mejor guardados de nuestra música independiente, no podía pasarse por alto para hablar de una propuesta genuina.

Pero hay algo en “Aeropuerto” que lo concibe como una unidad más efectiva, que llega más; más acabado si se quiere, más hermético por su corta duración (es un EP, al igual que “Bienestar”), más intenso por su continuidad compositiva. Entre el slowcore y el shoegazing pero sin calcar los esquemas típicos de esos estilos: Piel de Polen se apropia de algunos de sus rasgos y los desarrolla en el contexto en el que vive… en invierno. Sin dudas: Mar del Plata en invierno.

La humedad del ambiente, las tardes grises y los parajes vacíos, elementos que conforman la geografía de cualquier ciudad de la Costa Atlántica, se ven potenciados en la estación más fría del año y, curiosamente, una vida regular, “paralela” a los grandes centros urbanos y las concentraciones estivales, recobra fuerzas y contagia otro modo de percibir el ámbito más inmediato donde uno vive todo el año. Ese extraño fenómeno (que hay que experimentarlo para entender de qué se trata) muchas veces es rechazado, y hasta molesta. Para otros pocos, su sola presencia, inevitable, año tras año, augura nuevos anhelos de transformación. Pensar Mar del Plata en invierno es un marco esencial para entender porque una propuesta como Piel de Polen surgió (léase la potenciamos en nuestro imaginario sonoro) en ese ámbito y no en otro (desde las montañas o un valle, por ejemplo). Es difícil imaginarse otra cosa, y por eso de las tres propuestas comentadas en este ensayo, Piel de Polen es la que encarna en esencia eso de transmitir una música  asociada a un clima en particular, un lugar específico o un fenómeno natural.

Parafraseando a Pistilo Records, quien debe su nombre a una de las gemas de Piel de Polen que salió en una incunable cinta antes de estos discos y dio origen al sello, desde los márgenes de su Mar del Plata natal pero sin hacerse eco de slogans o falsas visiones de la Costa (asociada al turismo, el verano y la diversión), la música que nos encontramos en este disco (y por extensión toda la obra de la banda) suena mejor en la soledad de un cuarto o en un inútil descanso por algún punto reservadoa los que deambulan de música. Al igual que las atmósferas que transmite Piel de Polen, se siente mejor cuando uno se predispone a aislarse de su mundo y conectar. De alguna u otra manera conectar: es solo mirar el paisaje y dejarse perder, no pedir nada a cambio, dejarse perder.

*El presente texto es un extracto del articulo completo, que tambien le dedica conceptos a la obra de Giradioses (dormitorio) y La nueva Flor, 

Publicado originalmente aquí: 

  http://radiomaestra.com.ar/?p=1290